esto es UCDM

...take a seat on a peaceful mind...

26.8.08

Believe (be+live) in Miracles

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Hay cosas que detesto
unos lentes empañados
un acto de prepotencia
un gol mal anulado
las élites
el buen humor que no se entiende
la memoria cuando me domina
los sueños que se disfrutan
el jazz que se ha perdido
los poemas intelectuales
los fans de cualquier cosa
el agua con hielos
la arquitectura en masa
los flashes en el estadio
el habla de los políticos
la guerra como negocio
que a todas les gusten las mariposas
que nuestra hija se enferme
que el mundo no haga lo que yo quiero.

Pero amor
todo ello
sin ti
sería amargura
sin ti amor una rabia
en vez de la conversión
esa traducción
ese transformar en inocencia
...cosa relativa
......oportunidad para el amor
que gracias a ti, amor
gracias a ti.

Nunca antes me sucedió.

No dejará de pasarme.

Cómo abandonar la otredad luego del encuentro.

La inocencia del mundo
habitaba al fondo de tus palabras
y no lo sabías.
Yo tampoco
aunque siempre te escuchaba
sobre todo de noche
destellos de luz recorrían un camino
que comenzaba en tu frente
y subía hacia el cielo.

Me enseñas del perdón:
mecanismo implacable
...desafío intelectual
......de ardua práctica
............

Un amor que me lleva al amor:
el poema que a diario se repite en casa
como el del sol y la luna.

No veo nada tal como es ahora.


Llevo unos tres días viviendo con inusitada intensidad boicots. Creo que esta lección me tocó el martes pasado y hasta hoy sábado vengo a escribir algo al respecto, además de que todavía no empiezo la siguiente. No hay nada relevante estos días boicoteros, acaso la reinvención del concepto de boicot a la que he llegado: herramientas muy útiles para retomar el camino: la montaña te puede hacer resbalar por la ladera pero la misma montaña te ofrece de donde agarrarte para no caer más, te ofrece de dónde sostenerte para levantarte y regresar al camino: el boicot sirve para experimentar el hartazgo de la negatividad y entonces pugnar por hacerla a un lado y comenzar a construir: un buen método es examinar la estructura de todo boicot, lo falso y absurdo que es ese festín del ego y que, viéndolo bien, no es más que la costumbre de estar nal, de estar delegando culpa, de creer que se tienen carencias.

El universo todo es una gran herramienta.

El universo todo es un amplísimo espectro de formas las cuales, en esencia, son hechos neutros (no buenos, no malos, no bellos, no terribles, no importantes (no reales, diría un maestro)).

No ver nada tal como es ahora significará que lo que vemos con los ojos, con el cerebro, con la mente, lo vemos de acuerdo al pasado, a la experiencia. Entonces creo que valdría la pena intentar ver todo (personas, objetos, sucesos) como meras herramientas que nos pueden permitir aprender a experimentar la paz. No sé si tenga que ver con esta lección 9, pero vale, que lo importante ahorita es descreer que los boicots de estos días han significado algo, todas estas formas ni siquiera las veo tal como son ahora, todas estas insatisfacciones son ilusiones que yo mismo me he fabricado basado en una compleja estructura mental-cultural que me fue heredada y a la cual comienzo a entender aunque no sé si a perdonar.

Hace unos días comencé a ir al grupo de estudio del Curso de Milagros al que iba Claudia (ella acabó, luego de más de un año de estar en él, hace un mes y se ha convertido en facilitadora (maestra) del mismo). Este grupo se reúne los jueves por la noche. El maestro (facilitador) del Curso que coordina estas sesiones lleva más de siete años ofreciéndolo, obviamente ha tenido contacto con todo tipo de personas todo este tiempo, lo cual ha de ser una experiencia interesantísima.

En el libro (tríptico) del Curso de Milagros nunca se menciona que hay que estar en un grupo de estudio para llevar a cabo las lecciones, así como tampoco se habla que si no se hacen diariamente las lecciones éstas ya no funcionen (y tampoco se dice que hay que combinar las lecciones con cristianismo, ni tampoco que hay que prender veladoras, ni tampoco que hay que hacer oración, ni tampoco que haya que llamarle “psicoterapia divina” o “canalización de Jesucristo” al Curso, ni tampoco que haya que pagar para estar en un grupo, aunque tampoco se dice que tenga que ser gratuito, que haya que hacerlo a solas o que alguna de las tantas expresiones alternas (y personales) que existen afecten lo que postula el Curso, sólo son meros añadidos de los que se han hecho los facilitadores del Curso, que aunque a veces parezcan excesivos, ventajosos, lucrativos, pues no dejan de ser formas, sólo eso, formas dentro del mundo ilusorio de las formas).

Los grupos existen para compartir la experiencia con otras personas, noble labor con la que se puede comenzar a practicar lo que el CDM propone, además de que siempre es estimulante la retroalimentación con el otro, la experiencia compartida, que aunque se origine de un mismo principio, siempre tiene un desarrollo diferente, individual.

El grupo en el que estoy está integrado por personas generosas, creo que es la cualidad que los une a todos, son generosas y no se la piensan para compartir sus conflictos, sus visiones, sus entendimientos. Claudia los disfrutó mucho y ahora me toca a mí.

Mi mente está absorbida con pensamientos del pasado.


En alguna parte del capítulo se dice que el único pensamiento verdadero que se puede tener con respecto al pasado es que éste no está aquí, lo cual podría sonar indignantemente obvio, sin embargo, ¿quién podría poner en práctica una idea tan radical como ésta?. Bajo esta perspectiva los recuerdos no tendrían sentido alguno, como tampoco el psicoanálisis y no se diga el rencor (el resentimiento (el trauma emocional (el arrepentirse por lo ya hecho (etcétera)))). Pensar en términos del pasado es, digamos, estar en el presente en un porcentaje menor al 100%, y ya se sabe que ésta cantidad es la única correcta para vivir a plenitud el único tiempo real de todos, para vivirlo en paz, para vivirlo en libertad.

La melancolía es un apego con el pasado, también la frustración, también el odio. El deseo, la expectativa, la visualización también son apegos, apegos con el futuro, apegos que pueden conducir a emociones buenas o malas pero que no tienen que ver con el presente. No importa la forma que nos lleve a otro tiempo que no sea el actual, como sea, es prescindible, no es real, no es importante, no es vital. Pasado o futuro son tiempos que, absolutamente, no existen.

Suena tan simple, tan lógico: sin apegos con el pasado o el futuro puedo recorrer tranquilamente mi presente, fluir en él, sin resistencias absurdas: lo contrario se da cuando sufro por la muerte de alguien, cuando me arrepiento de no haber hecho tal cosa, cuando deseo que algo en específico ocurra, cuando no perdono a mis padres o a mis hermanos o a quien sea por algo que hicieron en el pasado: bajo circunstancias así no estoy en el presente, no estoy en paz, estoy con expectativas para poder empezar a vivir el amor.

El presente se me vuelve entonces un discurso interesante, un signo revelador, un sentido más verdadero que los sentidos del cuerpo, un estado lógico, un motivo de comprensión.

16.8.08

S/T

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La más digna
grandeza
es la del tiempo
reducido a cero
transformado
en ceniza
en cosa invisible.

Cierro los ojos
en esta ciudad memorial
descubro a un hombre común
que me habla
del no-tiempo
¿y qué es?
le pregunto
cierro la mente
me entrego al instante.

La ciudad
espacio de relojes
tierra de espejos
se abre al tiempo
implota y nos come.

Las fauces de la ilusión
se alzan
se posan en nuestro albedrío
nos confunden:
ahora creemos
en la vejez
y la muerte
en las prisas
y las distancias
en las fronteras
en el reloj
que no tiene cara pero tiene voz.

Imposible
imposible un mundo
sin el hombre honrando al tiempo
honrando al cuerpo
honrando al miedo.

Pero
si miramos bien

...para ello basta
cerrar los ojos
por un tiempo
...

será posible el encuentro
por vez primera y como siempre
con un certero mecanismo
que nos regrese al signo verdadero
ese que no tiene que ver
con formas
con fronteras
que nos saque del mundo
aunque el cuerpo siga en él
y ya sin tiempo ni espacio
en la memoria
la ciudad servirá de poco
la muerte no será problema
el miedo comenzará a ser
ceniza, cosa invisible
recuerdo diminuto
tiempo perdido.

Sólo veo el pasado.

Qué delicia de lección. Clarificante. Empieza a clarificarme el mundo, el cual puede ser no el terreno de ataduras, apegos y deseperanzas que algunos proponen sino el universo de formas al cual hay que desjerarquizar, desaparecer. Eso ha de significar “conocer el mundo”. Eso ha de significar "vivir el ahora". Vale, tal vez sea mejor dejar hablar al Curso: Observa una taza, por ejemplo. ¿Estás realmente viendo la taza, o simplemente revisando tus experiencias previas de haber levantado una taza, de haber tenido sed, de haber bebido de ella, de haber sentido su borde rozar tus labios, de haber desayunado, y así sucesivamente? ¿Y no están acaso tus reacciones estéticas con respecto a la taza basadas asimismo en experiencias pasadas? ¿De qué otra manera sino sabrías que esa clase de taza se rompe si la dejas caer? ¿Qué sabes acerca de esa taza sino lo que aprendiste en el pasado? NO tendrías idea de lo que es si no fuera por ese aprendizaje previo. ¿Estás, entonces, viéndola realmente?.

Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí.


Querer que el otro sea distinto es una costumbre muy arraigada en la cultura. Se ve en los medios, los noticieros, las teleseries, los editoriales políticos y deportivos, con los que atienden los bancos, los supermercados o los microbuses, entre compañeros de trabajo, entre amigos, entre novios, con los hijos, con los padres.


De pronto es común verse inconforme, molesto, “afectado” por la manera de ser del otro, entonces es fácil desearle alguna clase de mal, sentir satisfacción con la idea de que le vaya mal o coraje con la idea de que le vaya bien, en fin, el mecanismo que entra en juego en este tipo de circunstancias puede adoptar formas distintas pero en el fondo parte de una misma ilusión.

Criticar al otro es una cansada actividad en la que es fácil encontrar aliados, compañeros jueces con los cuales retroalimentar el odio, ese aparente antagónico del amor.

Dos personas me han conflictuado muchísimo desde hace años. Ayer, hablando con Claudia luego de un vivificante café vespertino, entre análisis y teorías en torno a estas dos personas, de pronto las visualicé como dos personas merecedoras de la felicidad, como personas con derecho al aprendizaje (reencuentro, conciencia) de la paz. De ahí no salté a sentir culpa por tanto tiempo de conflicto, de querer justicia, venganza o lo que sea que haya querido que sucediera para mi beneficio, sólo sentí la verdad de lo que ellas son, por un momento no hubo proyección ni miedo ni expectativas del futuro ni colocación de la culpa en algo o alguien, sólo fue un instante santo en el que experimenté la liberación total.

Quién diría que analizar / criticar al otro sería una carga tan pesada. Siempre había creído que criticaba / analizaba “de manera constructiva” pero es muy claro qué clase de justificación del ego hay en esa idea. Pero no, no hay nada parecido a esa liberación que viví ayer al ocaso, Claudia dice que le entregué al Espíritu Santo ese momento (esos conflictos, esas ideas) pero eso es algo que todavía no comprendo bien a pesar de que Claudia, facilitadora del Curso, me lo explique con edénicas manzanas. Anécdota que engarza a la perfección con la lección de hoy.

Nunca estoy disgustado por la razón que creo.

Empiezo a tener problemas con los ejercicios por dos razones: con las últimas dos lecciones no he podido levantarme temprano y las he hecho con cierta premura, sin escribir ni darme el tiempo para disfrutar lo que voy pensando, pero ya se sabe qué significan circunstancias así, aparentemente apartadas de mi control.

La otra razón es que estas lecciones me parecen menos instantáneas, menos simples, al principio sólo era sentarse, mirar alrededor y repetir tratando de no dejar de revisar mentalmente algo importante, pero ahora de una instrucción nacen posibles desenlaces, posibles opciones que el curso cubre por anticipado y entonces el texto de la lección es menos lineal: de una idea va naciendo otra y a veces me pierdo en qué parte está el ejercicio a practicar.

Aplicando la lección de hoy:
-no estoy ansioso por estas últimas lecciones por la razón que creo
-no me siento desmotivado por sentir desorden por la razón que creo
-no estoy depresivo por sentir sueño (pero querer escribir) por la razón que creo

He puesto una canción y un incienso esperando un romance que derive escritura.
Y he arreglado la silla de la computadora que llevaba, mínimo un par de años, queriendo arreglar.
Y espero a Claudia volver del pan.
Y nos tomaremos un café.

Ya sabía que en algún momento aparecerían los boicots, por lo mismo sé que pueden no tener importancia, llevo mucho tiempo con esta creencia de que los boicots son incómodos o que no dejan trabajar pero más bien resulta estimulante adaptarse a ellos, fluir con ellos en lugar de ver en ellos la excusa perfecta para sentir culpa, para dejar de hacer lo que se quiere.

No puedo conservar esta forma de disgusto y al mismo tiempo desprenderme de las demás. Para los efectos de estos ejercicios, pues, las consideraré a todas como si fuesen iguales.

Estos pensamientos no significan nada.
Son como las cosas que veo en esta habitación
(en esta calle, desde esta ventana, en este lugar).


Hay una especie de liberación luego de estas cuatro primeras lecciones, una paulatina examinación de lo visible, de lo sensible, de lo pensable, reinvención del ser, revisitamiento del yosoy, escritura nueva, fuego que renace, no sé cómo explicarlo, creo que es muy estimulante esta progresiva revisión que comenzó con la vista (lección 1), luego con lo emocional (lección 2), luego con el razonamiento (lección 3), y finalmente con lo mental (esta lección 4), y vamos, para un viejo amante del hermetismo, de lo metafísico, de los puentes entre (sólo en apariencia) diversos lenguajes, es imposible no hilar esta lúdica progresión con lo que simboliza el 4 en diferentes cosmovisiones: el 4, el cuadrado, el cuaternario, la cruz: simboliza los niveles de manifestación de la existencia: 4 estaciones, 4 direcciones en el espacio, 4 elementos: fuego, agua, aire, tierra: espiritualidad, emociones, racionalidad, materialidad: lección 4, lección 2, lección 3, lección 1.

Finalmente, luego de comenzar por los ojos, llegamos a los pensamientos, esos hacedores de mundos individuales, generadores de exteriores, generadores de separación. Generadores más no generosos. Generosidad, una de las principales cualidades del libre, del ser liberado.

Esta lección No. 4 no es fácil. Según me cuentan, muchos abandonan el curso al llegar aquí. Suena lógico, ¡qué mayor desgracia que la de nuestros pensamientos reducidos a lo insignificante! Sin embargo, con un poco de fluidez en lugar de resistencia, de paciencia en lugar de rechazo, de amor en lugar de miedo, no sólo se puede seguir adelante sino que termina por sonar muy lógica una lección así.

Representa el primer esfuerzo en el objetivo a largo plazo de aprender a ver que lo que carece de significado se encuentra fuera de ti, y lo significativo dentro.

No entiendo nada de lo que veo en esta habitación
(en esta calle, desde esta ventana, en este lugar).


El objetivo de los ejercicios es ayudarte a despejar la mente de todas las asociaciones del pasado, para que puedas ver las cosas exactamente tal como se presentan ante ti ahora y también para que te des cuenta de lo poco que realmente entiendes acerca de ellas. Llevo dos horas de estar despierto y sigo descalzo, sin un asomo de estornudo, sin un ápice de alergia, más bien con una dosis vivificante de alegria, así, sin acento, como si por ello fuera una alegría más real.

Lo de estar descalzo es importante. Es una afrenta a mis costumbres. Siempre me ha costado el contacto desnudo con el suelo, planta con tierra, planta con raíz, como si muy pronto la realidad me recibiera, a través de ese sensible y sensual umbral que es el pie, con un ataque selvático, un ataque suburbano, de ahí que no se hagan esperar los estornudos a los pocos minutos de andar descalzo por las mañanas. Hoy no. Hoy ando feliz sobre el suelo frío. Y me importan un carajo las pelusas, las migajas, el polvo. Tras la ventana, un cielo sin exilio.

Le he dado a todo lo que veo en esta habitación
(en esta calle, desde esta ventana, en este lugar)
todo el significado que tiene para mí.


Entonces, si nada de lo que me rodea tiene significado (apenas ayer estas palabras, ayer mismo estas repeticiones, ayer viernes portal abierto, ayer ayer ayer… comienzo a sospechar que también ayeres así significan nada), lo que creo que cada cosa es, cada persona, cada recuerdo, no lo es por sí misma sino que soy yo quién ha determinado que eso sea lo que yo creo que es. Dicho de otro modo, el significado de la computadora, de mi hija, de la escritura, del espejo, de la música, se lo he dado yo, no viene implícito con el objeto o con la persona, como si de algún modo cada que veo la computadora o que estoy con mi hija siguiera en el pasado, de ahí que sepa que esto es tal objeto o que ella es tal persona: lo aprendí en el pasado, lo que me impide ver en absoluto, me impide vivir el presente por actuar en función del pasado, de mi experiencia… sí, la idea es interesante, desconcertante pero clarificante (este adjetivo en particular creo que lo escribiré con insistencia durante estos meses). Ciertamente, como dice el título de un libro que anda por ahí, con esta vuelta de tuerca a la realidad no puede quedar otra cosa que la desaparición del universo.

Nada de lo que veo en esta habitación
(en esta calle, desde esta ventana, en este lugar)
significa nada.

El ejercicio era aplicar esta idea durante un minuto a todos los objetos que me rodeaban en ese momento, sin obsesionarme en incluir hasta el más mínimo detalle visual aunque procurando no omitir algo importante. Primero había que "bañar" con esta idea a los objetos inmediatos (la silla, los libros, un bolígrafo, el espejo, la computadora, etc.), después, durante otro minuto, habría que irse más allá del campo visual y “bañar” con esta idea a los edificios, a lo que ocurría en la calle, tras la ventana, en fin, yo incluí durante este segundo minuto a la escritura (la escritura (los libros, el bolígrafo) no significa nada), al reflejo del espejo, a la memoria de la computadora.

Al mismo tiempo se inauguraban los Juegos Olímpicos de Verano en Beijing y Georgia atacaba Osetia del Sur (conflicto conocido como Batalla de Tsjinval). Eran las 8 de la mañana del 8.8.08, números que habría que haber incluido en la lección del día a pesar de estar casado con una numeróloga, ciertamente no significan nada o, dicho de otro modo, su significado va en función de un orden mundano, un orden que por más milenario y real que parezca ser, basta con mirarlo de cerca para notar sus trampas, su escándalo dualista tan bien soportado en una sola idea: la separación.

Este no-significar-nada significa un inicio: comenzar a ver el mundo sin los parámetros del mundo: si los objetos del mundo no significan nada, ¡qué descanso poder vivir con o sin ellos!. Podría ser libre con o sin espejo, con o sin computadora, con o sin escritura, teóricamente es lo lógico, sin emabrgo a veces sufro por no tener computadora o sufro porque tengo y no sirve o porque se ha ido la luz y no la puedo usar o porque no la uso lo suficiente o porque dejo de hacer otras actividades por usarla mucho tiempo, en fin, la idea de que todo ello nada signifique es deshacer la costumbre de juzgarlo todo, eso ya es un sano comienzo, un liberador comienzo.

Clandestino más no marginal, el Curso de Milagros sigue llegando a todo tipo de personas, como si fuera un expedicionario que se ha propuesto emprender un viaje por el mundo para conocer todas las culturas, todas las sociedades, todas las cosmovisiones (o bien un monumental huracán que, sin importarle geografía alguna, arrasa con todo lo que va encontrando en su tránsito por el mundo, propiciando así la transformación, el renacimiento, la reconstrucción).

Hace más de un año conocí el Curso gracias a que mi novia (persona con la que comparto un hogar, una hija de 3 años y medio, varios hábitos, varios aprendizajes) empezó a tomarlo gracias a que su mamá lo estaba tomando (lo intrigante del Curso es que anda por todo el mundo sin que se hable de él en los medios, de ahí que me parezca clandestino, más no marginal ya que cualquiera lo puede comenzar, no se requiere de un perfil en específico para empezar), sin embargo yo no había empezado a estudiarlo sino hasta ahora, más de un año después.

Aunque mi novia era la estudiante del Curso de Milagros, de algún modo yo participaba de esa experiencia e indirectamente tuve contacto con los postulados del Curso, por lo que entiendo lo conflictivo que son a primera instancia, aunque ciertamente no hay nada más honroso que ir derribando las propias fronteras ya que, generalmente cuando no entendemos algo, lo tachamos de equivocado, lo juzgamos como algo que está mal, algo inferior o superior que no tiene que ver con nosotros, sin embargo basta adentrarse sin prejuicios en aquello que no entendemos para ir comprendiendo poco a poco su lógica, para ir transformando toda esa información en conocimiento y poder empezar a ser libres.

Creo que ese no-entender-pero-no-prejuzgar-como-equivocado fue una de las grandes lecciones que me dejó el convivio indirecto con el Curso todo este año que mi novia lo estuvo estudiando. Ella ya terminó y ahora es mi turno de hacer las 365 lecciones del Libro de Ejercicios, ahí es cuando surge éste blog, como un registro de mi experiencia con el clandestino, más no marginal, Curso de Milagros.



BREVE REFERENCIA TÉCNICA - El libro del Curso está compuesto de 3 libros: el Texto, el Libro de Ejercicios y el Manual para el Maestro. La idea es hacer las lecciones del Libro de Ejercicios* y leer, ya sea antes, después o paralelamente, el libro de Texto. Al final se remata con la lectura del Manual para el Maestro.

*Aunque sean 365 lecciones, no es una regla que se tengan que hacer a diario. No importa cuánto se lleve en completar el Curso ni tampoco es necesario complementarlo con religión, filosofía, intelectualismo, ciencia, esoterismo, etc. El libro habla sólo de una metodología: LEER LOS 3 LIBROS Y PRACTICAR LAS 365 LECCIONES. Ya es añadidura de la gente los grupos de estudio, la meditación, la oración, la vinculación con otras disciplinas. Existen toda clase de experiencias personales en torno al Curso, algunos lo han tomado a solas, otros en grupo (algunos grupos hacen todo tipo de rituales que quién sabe de dónde sacan, otros grupos simplemente se reúnen cada determinado tiempo y dialogan en torno a las experiencias de cada estudiante, otros grupos son on-line), algunos han pagado para estudiarlo, otros han estado en grupos gratuitos, y algunos hasta se presentan como “profesión: Maestro de Dios” (supongo que con diploma de por medio y toda la cosa) cuando lo terminan. A final de cuentas todas estas formas de estudio no tienen que ver con lo que dice el libro, el cual no dice que tenga que ser gratuito, en grupo o que al final del Curso uno se “titule” como “Representante de Dios en la Tierra”, “Doctor en la Ley de Amor”, “Licenciado en Milagros con Maestría en la Práctica del Perdón” o “Portavoz oficial del Espíritu Santo”, simplemente dice cómo hay que llevar a cabo las lecciones en el Libro de Ejercicios y qué significan los símbolos del mundo en el libro de Texto, no más.

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